Reseña

“Hace años vengo sintiendo que mis cuentos pertenecen a un solo libro, Los mundos reales, único libro de cuentos que comencé a inventar antes de los dieciocho años, que crece y se modifica conmigo, y en el que encarnizadamente trabajaré toda mi vida.” Un canon cuentístico de la narrativa argentina no podría soslayar —acaso junto a Borges y a Cortázar— la obra de Abelardo Castillo. Situados como al final de un meticuloso proceso de influencias (Poe, Sartre, Arlt, Borges, Thomas Mann), sus cuentos —de impecable escritura— auscultan lo cotidiano hasta despojarlo de toda familiaridad. No poco se ha dicho de estos mundos reales y siempre fracasaron los intentos de clasificarlos. Lo cierto es que Castillo recurre a una tradición sólo para reinventarla, para deshilvanar, en esquirlas de misteriosa lucidez, la trama de lo real. “Castillo escribe cuentos, es decir sistemas cerrados, y no meros relatos en los que habitualmente no se pasa del recorte arbitrario de una situación sin esa tensión que le da al cuento su valor de trampolín psíquico.” Julio Cortázar “La poesía es una manera de vivir, no es una mera función de lanzar al mundo criaturas poéticas. Y, a mi entender, el secreto de Abelardo Castillo estaría en esa difícil y abnegada vocación existencial.” Leopoldo Marechal “Abelardo Castillo, un nombre vivo para agregar a la tradición literaria representada por Borges, Arlt o Cortázar. Un escritor de raza, polémico, incómodo y perturbador. Uno de los grandes.” El País, Madrid

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