Reseña
“Novela conmocionante. También en el sentido con que T. S. Eliot caracterizó la reacomodación de un determinado tipo de creación estética, cuando se inserta en ella una nueva obra trascendente. Crónica de un iniciado posee lo necesario para ganar ubicación destacada en la serialidad de la mejor novelística latinoamericana.” (Raúl. H. Castagnino)
Esteban Espósito llega sin saber cómo a Córdoba, ciudad tan mítica como real, donde el tiempo parece comportarse de un modo inexplicable, y donde pasará treinta y seis horas decisivas de su vida. Octubre de 1962. La inminencia de la guerra por la crisis de los misiles. Éste es el marco de Crónica de un iniciado. El amor de Esteban y Graciela, la inolvidable figura de Santiago, las rabelesianas apariciones del padre Cherubini y del demoníaco profesor Urba, las trampas de la benzedrina y el sexo, el misterio de una ciudad fundada cabalísticamente configuran una apasionante trama de superficie bajo la cual yace la verdadera: el viaje iniciático de Espósito que lo conectará con otras búsquedas existenciales, con el delirio, con el problema del Tiempo, con el sentido de la vida y de la muerte, en la recreación para nuestras letras del pacto fáustico con el diablo.
Castillo maneja los hilos de la incertidumbre y nos da una novela monumental cuyo centro es un saber cifrado: “Hay un orden secreto: el demonio me lo dijo”, confiesa el protagonista de esta crónica.
En la tradición de Goethe y Thomas Mann, de Arlt y Marechal, deslumbran la hondura metafísica y la perfecta arquitectura de Crónica de un iniciado.
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