Reseña
Nuevos relatos de Andrés Rivera convocan a los lectores en torno a los desgarros públicos y privados del país. Esta vez los personajes no son aquellos por todos conocidos sino quienes prestan su nombre y sus circunstancias para encarnar los fantasmas de tantos años oscuros pasados y presentes.Un abogado exitoso evoca su iniciación en el erotismo y el sometimiento con el trasfondo de la última dictadura. Un gerente de banco hereda tradiciones imposibles. Madre e hija dialogan y muestran un mezquino entramado familiar. En 1945, en Villa Lynch, marchan incesantes los telares. Una mujer ordena y dos hombres obedecen. Hay un encuentro a la salida de la cárcel. Adolescentes en el margen consuman su violencia.Historias todas que giran en torno a crímenes, ya sea los íntimos y a veces sutiles del maltrato y la crueldad, como aquellos definitivos de la sangre. Con palabras como latigazos, pausas abismales y reiteradas preguntas amenazantes, Rivera explora y desnuda una vez más los territorios contiguos de la violencia, el sexo y el poder, y nos descubre facetas brutales del país que fuimos y somos.
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