Reseña

Lea, descubra y ¡proceda! Corría el año 1969. La carrera espacial estaba en su apogeo, la guerra de Vietnam parecía no terminar nunca y Mao Tse Tung y Leonid Brezhnev eran las caras del comunismo internacional. Desde el barrio porteño de Villa Santa Rita, en el rincón sur del planeta, un niño asistía fascinado a los acontecimientos mundiales a través de diarios, revistas y algo de televisión, hasta que su vida cambió para siempre cuando ese año descubrió la radiodifusión por ondas cortas y pudo tomar contacto con los hechos de primera mano y en tiempo real. Al comienzo un simple oyente, el niño selló su destino como periodista todoterreno al mandar su primera carta a una estación extranjera –Radio Nederland– cuando tenía 10 años. Desde ese mismo día, Carlos Maslatón nunca dejó de escribir.
Este libro es un extracto de una vida dedicada a la comunicación. Decenas de miles de páginas acumuladas a lo largo de los años se encuentran concentradas aquí en un par de centenares. Aunque Maslatón suele decir que su objetivo es irritar, lo que en cambio se adivina en estos textos es un deseo permanente de descubrir los aspectos más interesantes del mundo y sus habitantes –animales incluidos– para poder compartirlos con los demás, sean radioescuchas, foristas, tuiteros, televidentes o, en este caso, lectores.

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