Reseña

Una novela hilarante sobre la propagación de fake news en los tiempos actuales. Federico, el protagonista de esta historia, es un periodista de poca monta en un semanario de barrio. Su madre lo desprecia por no haber elegido una profesión mejor, y la relación con su mujer y su hija cada vez va peor. Su único placer diario son las cervezas que compra en el súper chino, regenteado por el amable Huang (Coco, para los amigos) y su esposa Laura.
Justo cuando comienzan a llegar al país las primeras noticias sobre un nuevo virus, Coco enferma y muere. ¿Habrá tenido el virus algo que ver? Federico se propone averiguarlo, más que por cariño a Coco, por la atracción que le produce su mujer. Su acercamiento al caso va en paralelo a la propagación del virus y al deterioro del semanario donde trabaja, que amenaza con cerrar definitivamente. Federico tiene entonces una idea: ¿por qué no refundar el semanario como un medio online, con su investigación sobre el “paciente cero” como primer artículo? Cuando su reportaje, lleno de equívocos y medias verdades, llega a las redes, se pone en marcha un carrusel de consecuencias imprevisibles para su vida.
(No) todo está perdido es una sátira genial de los tiempos actuales, con el virus como telón de fondo y personajes absurdos y delirantes. La creación y propagación de fake news, la omnipresencia de las redes sociales, la crisis de la política, el fin de la privacidad son algunos de los temas presentes en esta novela que se lee con una sonrisa de principio a fin. 

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