Reseña

Para Pablo Epstein, los signos de la inminencia del infierno comenzaron a aparecer en noviembre de 1975. En marzo del año siguiente, apenas cinco meses después, había caído ya en el abismo profundo de la neurosis crónica. El terror de un tumor maligno -la muerte que lo acechaba desde su propio cuerpo- y el terrorismo de Estado -la muerte que lo acechaba desde el cuerpo social- lo dejaron doblemente indefenso, atrapado por la angustia de la espera, por el destino del dolor y de la nada.
Dice Hegel en Fenomenología del espíritu: "Es lo particular lo que se halla empeñado en la lucha y lo que, en parte, queda destruido. No es la Idea general la que se entrega a la lucha y oposición y se expone al peligro; ella se mantiene en la retaguardia, puesta a salvo e incólume. Debe llamarse astucia de la razón al hecho de que ella haga actuar en lugar suyo a las pasiones". El monólogo obsesivo y devastador de Pablo Epstein -ya podemos decirlo: oscuro álter ego de José Pablo Feinmann- es la medida perfecta de la dialéctica hegeliana. 
Versión moderna y monstruosa del Facundo, de Sarmiento y El proceso, de Kafka, La astucia de la razón comprende toda la obstinación narrativa, política y estética de Feinmann. 
Patricio Zunini

Novela de aprendizaje, La astucia de la razón es también el relato de una generación militante. Clave para leer una época, incomprendida en el momento de su primera edición en los años 90, hoy es, por mérito propio, un clásico.
Guillermo Saccomanno

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