Reseña

Si ustedes son perdidamente románticos, creen en el amor para toda la vida, y por lo tanto quieren estar en pareja... o, por eso mismo, huyen de un compromiso estable: está bien. Pero puede suceder que aquel "para siempre" o "hasta que la muerte los separe" los haga sentir encerrados, claustrofóbicos, y mejor plantean ser amigovios, un matrimonio de cada uno en su casa... o "a ver qué inventamos", "no sé lo que quiero", "es culpa tuya que sea culpa mía", etcétera. En fin, ya sea que estemos demasiado jóvenes para un vínculo sentimental tan serio, o muy adultos para eso mismo" o entrando en una relación... o saliendo de un divorcio: siempre necesitamos una palabra de consuelo, una orientación. Y ahí es donde este libro se perdió, la verdad, porque no pretendemos explicar la historia de la pareja en Occidente (bastante difícil es entender qué hacemos con la nuestra aquí nomás); la intención es mostrar cuándo tropezamos con nosotros mismos. Sea porque somos demasiado fríos, o demasiado absorbentes, demasiado pacientes o demasiado impacientes" llega un día que decimos: "Es la primera vez que me vuelve a pasar". Este libro intenta ser un espejo. Por eso trae tantos ejemplos, muchos diálogos" y ¿sabiduría? Sí, la sabiduría de los espejos. La de uno bueno, eso sí mis queridos, porque nos esmeramos. Aceptémoslo, aunque a veces queramos escapar del amor, al hallarlo nos sentimos en un oasis en medio del desierto; no importa si no sabemos qué hacer con los camellos.

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