Reseña

El 28 de abril de 2001, Germán Sopeña perdió la vida en un accidente de aviación, junto con otros argentinos, cuando se dirigían a Punta Bandera a colocar una placa e izar el pabellón nacional en el lugar donde por primera vez lo hizo, en 1873, el perito Francisco P. Moreno. A diez años de su muerte, Emecé publica esta edición aniversario de sus notables crónicas sobre los hielos continentales. La Patagonia, que lo vio morir, era una de las grandes pasiones de este hombre apasionado. Esa tierra vasta y despoblada fue minuciosamente explorada por el infatigable Sopeña, que realizó numerosos viajes al sur y recorrió más de cien mil kilómetros en avión, balsa, helicóptero, a caballo y a pie. Durante mucho tiempo, casi toda la Patagonia fue blanca. Hoy es alternativamente ocre, verde en algunos valles, rojiza, acerada, según las horas y la conformación del terreno. Sólo queda una faja estrecha, encerrada entre cumbres, en la que el terreno es inmaculadamente blanco. El autor de La libertad es un tren brinda un testimonio inolvidable de los atractivos geológicos, geográficos, históricos y políticos de esta región admirada en el mundo. La magia de los hielos continentales se transmite en estas páginas con la fuerza y la seducción de la pluma de uno de los periodistas argentinos más brillantes de todos los tiempos.

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