Reseña

Una novela que nos introduce en el Bombay del opio y la prostitución.   Shuklaji Street, en el viejo Bombay. En el fumadero de opio de Rashid el aire se puede cortar y está preñado de voces y de fantasmas, ya sean hindúes, musulmanes o cristianos. Una mujer joven, con su larga cabellera sobre los ojos, sostiene una pipa de caña larga sobre la llama mientras los clientes farfullan, tumbados en la penumbra.  Al opio sólo deberías introducir a tu peor enemigo, o eso dicen allí, en Shuklaji Street, la arteria del vicio de Bombay, sobre la que se cierne una nueva forma de terror, el Pathar Maar, un asesino que amenaza con destruir el precario equilibrio en que sobreviven los pobres anónimos e invisibles de una ciudad desgarrada.   Extendiéndose a lo largo de tres décadas, con un interludio en la China maoísta, Narcópolis retrata una ciudad que colisiona consigo misma y que acabará por desfigurarse, pasando de un infierno clásico a otro peor y más moderno, del viejo y refinado opio a la violenta dictadura de la heroína y el crack. Con todo su elenco de putas, macarras, poetas, gánsteres y eunucos, constituye una zambullida en un fascinante submundo descrito con una prosa eléctrica y absolutamente original. ‹‹Ojalá la lectura de Narcópolis pudiera prolongarse indefinidamente, como un largo y plácido ensueño opiáceo. Un debut arrollador que no desmerecería en el estante junto a Burroughs y De Quincey. Dice Thayil que perdió 20 años de su vida en un fumadero, pero es evidente que la experiencia no fue un completo desperdicio. En todo caso, es una verdadera suerte que lograra salir intacto para legarnos este libro.›› The Guardian

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