Reseña

El 3 de agosto de 1976 un grupo de tareas de la dictadura militar secuestró en Córdoba a un sacerdote norteamericano y cinco seminaristas, todos ellos pertenecientes a la Congregación de los Misioneros de Nuestra Señora de La Salette. Soportaron interrogatorios y tortura, y supieron por boca de otros presos políticos que un día después de sus detenciones el obispo Enrique Angelelli había sido asesinado en La Rioja. Pasaron por el centro clandestino La Perla, donde sus torturadores tenían conocimientos de teología y del ámbito religioso local; y, como ellos, eran católicos. James Weeks, el sacerdote norteamericano, fue el primero en ser liberado y dejó la Argentina. Los seminaristas también sobrevivieron y el último de ellos recién dejó la prisión en 1977. Sus testimonios están en las páginas de este libro, escrito por alguien que se reconoce como un investigador no neutral: Gustavo Morello es sacerdote jesuita. La investigación parte de las víctimas, recorre algunos de los tramos más oscuros de la historia argentina y plantea preguntas tan inquietantes como necesarias: ¿qué lugar tuvieron los católicos durante el terrorismo de Estado en la Argentina? ¿Por qué hubo católicos torturados y torturadores? ¿Por qué unos ayudaron y otros no se preocuparon? El autor sostiene que hay distintos “modos de ser católico” frente a un mismo hecho histórico. El caso La Salette subraya e ilumina esta complejidad para reflexionar sobre nuestra historia.

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