Reseña

Nuestra cultura tiende a situar la “edad de la madurez” en un lugar de invisibilidad que poco a poco se desliza hacia la marginación. Vivimos una época en la que los cambios no piden permiso para instalarse y la realidad, que se impone más allá de nuestros deseos, ha dejado en evidencia que ya no existen garantías de que se pueda recorrer la madurez de acuerdo a lo previsto y cumpliendo con lo que la sociedad considera previsible. Son los tiempos de la “no juventud”, que quedaron marginados del imaginario colectivo por el simple hecho de que ya no se es joven. El efecto más pernicioso de esta descalificación sociocultural reside en un proceso de autodescalificación que se va filtrando en lo más profundo de nuestra subjetividad. Son tiempos para los cuales no hay proyectos porque se insertan en un espacio vital que ha sido previamente descalificado, desvalorizado y vivido como un estigma. En esta obra, Clara Coria propone revisar el “guión” a partir del cual se organizan los proyectos vitales, especialmente los de las mujeres que cruzan la frontera de la mediana edad. Nos advierte que la vida es una perpetua aventura que nos plantea nuevos desafíos de forma permanente. Las personas que llegan a la madurez en buenas condiciones físicas y psíquicas disponen, paradójicamente, de mucho más tiempo del que tenían en su juventud: “tiempo disponible” que les plantea el desafío de una libertad para la cual no se prepararon. Una oportunidad para indagar nuevas experiencias y aceptar el desafío de reinventar horizontes que ponen a prueba nuestra  flexibilidad para aceptar los cambios. Un desafío para recorrer aventuras en la edad de la madurez. Aventuras cuyo sentido no está en la forma en que estamos acostumbrados a pensarlas desde el modelo juvenil, sino en la excitación que provocan los desafíos que nos plantea lo desconocido, independientemente de las formas que, ellas sí, son las que suelen cambiar con el tiempo.

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